FENÓMENOS PERTURBADORES
PROTECCIÓN CIVIL Y RIESGOS DEL DESASTRE
4ta GENERACIÓN
JOSÉ ANTONIO CADENA VÁZQUEZ
MAESTRÍA EN SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO
Cuadro Comparativo
En este contexto,
la vulnerabilidad puede definirse como la capacidad disminuida
de una persona o un grupo de personas para anticiparse, hacer frente y resistir
a los efectos de un peligro natural o causado por la actividad humana, y para
recuperarse de los mismos.
Ensayo
Introducción
Los
desastres en México tienen un saldo negativo en términos de vidas humanas,
daños materiales y pérdidas económicas considerables. Si bien en los últimos años el número de
víctimas fatales ha logrado reducirse notablemente, el monto del impacto
económico ha crecido notablemente.
En
México, la función de protección civil no es nueva. Muchas de las grandes obras
de la época prehispánica y colonial, específicamente las hidráulicas, se
realizaron para proteger a los habitantes de los desastres provocados por
inundaciones y huracanes.
En
el México independiente, el estado reconoció desde un principio la importancia
de la protección civil y procuró atenderla, aunque de manera parcial,
fragmentaria, a través de las atribuciones de las nacientes secretarías.
Desarrollo
Estos sismos, que han sido objeto de diversos análisis y contribuciones por estudios de los desastres, marcaron profundamente a la sociedad mexicana por la magnitud de la catástrofe.
• Erupción del volcán Chichonal en Chiapas 1982.
• Explosión de tanques de almacenamiento de gas en San Juan Ixhuatepec, Estado de México en 1984.
• Sismos del 19 y 20 de Septiembre de 1985 en la ciudad de México.
• Huracán Gilbert en 1988.
• Incendio forestal de Quintana Roo en 1988 afectando gravemente la ecología, la fauna y medio ambiente.
• Explosión en la ciudad de Guadalajara Jalisco en 1992.
• Huracán Paulina en las costas de Guerrero y Oaxaca en 1997.
• Inundaciones en Tabasco en 1999
• La inundación de Tabasco y Chiapas de 2007
Las inundaciones en
Tabasco y la respuesta
De septiembre a
octubre se registraron lluvias atípicas en los estados de Veracruz, Tabasco y
Chiapas, la combinación del Frente Frío no. 4, una baja presión vinculada a la
Tormenta Tropical “Noel”, generó a partir del 22 de octubre 2007 un sistema de
lluvias constantes sobre el área de Tabasco y Chiapas. El efecto de este
sistema de lluvias intensas y constantes, por encima de las medias históricas
observadas, fue amplio asimismo en su cobertura geográfica, abarcando a varias
islas del Caribe y a varios países centroamericanos En el caso de México el
impacto de daños y pérdidas asociadas a estas lluvias fue especialmente severo
en Tabasco. Las severas, extraordinarias y, en buena medida, no previsibles
inundaciones ocurridas y que rebasaron en su salida al mar a municipios de
Veracruz, son la resultante compleja de una amenaza incrementada, por encima de
los niveles históricos registrados, con un período de retorno no considerado en
los escenarios de amenaza existentes. Tal amenaza se concretó en un desastre
que superó en magnitud, intensidad y características al evento extremo que se
tenía como referencia próxima anterior que fueron las inundaciones de 1999.
Ante ello se
activaron mecanismos de emergencia y respuesta de manera expedita y eficaz,
tanto por las autoridades del estado como de la Coordinación General de
Protección Civil de la Federación y en el marco del DN 3, conforme a
procedimientos bien establecidos y operativamente eficientes del país.
Dada la magnitud del
evento el país aceptó la colaboración internacional tanto en Tabasco como en
Chiapas y se montó un equipo interagencial de Naciones Unidas al efecto. Posteriormente el gobierno del estado y la
presidencia municipal de Villahermosa solicitaron una evaluación a CEPAL. La misma se coordinó con CENAPRED y se buscó
el apoyo del sistema de Naciones Unidas.
Las lluvias intensas
y las consecuentes inundaciones ocurridas en el estado a consecuencia de los
fenómenos meteorológicos que se presentaron entre el 22 y 29 de octubre de 2007
causaron estragos inéditos en el estado, si bien, felizmente no hubo registro
de decesos directamente asociadas al evento.
Los impactos en
términos de daños (acervo, patrimonio, bienes, estructuras construidas, capital
natural afectado) y las pérdidas (en términos de producción, ingresos, empleo,
medios y calidad de vida con impactos diferenciales entre mujeres y hombres),
erogaciones estatales y privadas en la emergencia, alteración de balances
fiscales de los distintos órdenes de gobierno y requerimientos de flujos de
gasto para la compensación a sectores sociales desprotegidos, y de inversión para
la rehabilitación y reconstrucción resultan asimismo sin precedente en el
estado. Los montos indicados apuntan a
la severidad de las consecuencias sobre la totalidad de la población del
estado.
La cifra total de
daños y pérdidas ha de tomarse como una evaluación integral, de todos los
sectores, actividades y estratos sociales afectados. Por lo tanto, dicho monto no ha de
interpretarse ni como los recursos que el estado u otros órdenes de gobierno
tienen que compensar, ni como cifras indicativas para el acceso a los fondos
que el país ha dispuesto para atención de desastres como FONDEN, FAPRAC u
otros.
Conclusión
Más allá de los
montos económicos anotados y las dudas que surgen respecto a la dinámica de
recuperación en los estratos más vulnerables (que sí requerirán de apoyos
continuados de los distintos órdenes de gobierno), el desastre ocurrido en
octubre-noviembre de 2007 plantea una compleja problemática para hacer frente y
reducir el riesgo severamente incrementado por el evento.
Resulta de
importancia anotar que el desastre ocasionado por las lluvias extraordinarias
es resultante de la exposición incrementada a amenazas por procesos de
variabilidad y cambio climático; de una vulnerabilidad construida a lo largo de
muchos años, y de los efectos de cuencas intervenidas y no intervenidas tanto
en el estado de Tabasco como de una zona más amplia del sureste del país. Tal
vulnerabilidad si bien tiene una causalidad asociada a fenómenos climáticos y
físicos deriva de manera directa en daños distintos y no necesariamente
relacionados causalmente.
Opinión
Diversos estudios
económicos muestran que actuar preventivamente, aun con incertidumbre, es mejor
que responder a la emergencia o apostarle a la resiliencia y a la recuperación.
Si se invierte un peso en prevención, se ahorran al menos 10 pesos en la
recuperación del desastre. El reto es saber cómo manejar el riesgo, lo cual
requerirá pasar a otro nivel de toma de decisiones y planeación.
El 2020 será de
ingratos recuerdos por el covid-19, pero también puede ser un año de verdadero
cambio en muchos sectores de la vida del país. Esperemos que la gestión de
riesgo de desastre nos permita dar mejores noticias en el futuro. El clima no
es un peligro cuando se aprende a construir sociedades, regiones o sectores
menos vulnerables. La solución para Tabasco, y para muchas otras zonas del
país, deberá incluir la idea de riesgo para dejar de culpar a la naturaleza de
nuestros errores.
Bibliografía
Blog: Los perjuicios de la ignorancia y la publicación Peligros y Riesgos
por Fenómenos naturales
Fenómenos
perturbadores derivado de la Ley General de Protección Civil de los Estados
Unidos Mexicanos, Capítulo I, Art. 2
Vídeo FENÓMENOS
PERTURBADORES (Amenazas y Peligros)
Antecedentes Históricos
de Protección Civil de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco
Comentarios
Publicar un comentario